miércoles, agosto 30, 2006

tres intentos trágicos

seré trágica esta vez
no voy a ser moderna y comprensiva
voy a decirte: lo nuestro no puede ser,
pertenecemos a mundos diferentes,
lo que hoy es pasión, amor y dulzura
será mañana la causa de nuestra desdicha.

Voy a ser valiente esta vez
no voy a ser desprejuiciada y superficial
voy a pedirte que te vayas
voy a quedarme sola

voy a tomar una postura clásica.
La chica de las flores

“Y una canastita llenita de flores
no la descuides vidita
que son mis amores”


ese ramo de lilium y astroemelia
y hoja de iris y cripsófila que no te dejé
que me compres en el puesto de la
esquina de Corrientes y Uriburu aquella
madrugada, hace una semana porque
en mi vida
hay tantas flores y en el
momento pensé, que no valía
el precio que tenía marcado
porque eran pocas varas y no
durarían ni dos días
por lo abierto de los capullos
por el verde casi amarillo de las hojas

lo que daría hoy por mirar
ese ramo mustio en un florero
por haberlo visto marchitarse cada
día un poco como una
despedida más larga o haber guardado los
pétalos en el libro del quijote que me
regalaste, para olvidarlos y que
me sorprendan en el verano cuando
dijiste que debía leerlo, lo que
hubiera dado por haber tenido ese ramo
con esos lilums para
mirarlo a la hora de tu embarque

o antes en el albergue
transitorio que tanta
risa te dio el nombre
y las láminas con pequeñas luces que
se prendían y se apagaban en retratos de
puertos, faros y cruceros
y la alfombra roja y las
paredes de la habitación hechas con
espejos cortados en tiritas y puestos
uno al lado del otro donde
nuestros cuerpos se convertían en
collages, o el espejo del techo donde
un ventilador giraba en mi ombligo

lo que hubiera dado por tener
el ramo de lilums blancos y astromelias sobre la
pila de ropa mezclada tuya y
mía sobre el suelo y mirar
espejos y flores y no saber
cual es mi reflejo.

martes, agosto 29, 2006

el encanto II

Yo solía decir: Soy una persona triste.

que arrogancia…

calma, calma
todo se mueve tanto y de tal manera, que
no sabés
cuantas veces te vas a contradecir.

que hipócrita optimismo!

que fácil contar anécdotas,
ser tu propia vencedora
tu cronista condescendiente.

ya te diste cuenta
nunca escribís nada iluminado,
solo te revolvés
las entrañas

convertís tu vida
en una crónica policial
tu vida
está
tan vacía
nena

tan vacía

que ante el dolor
para no ser menos
te lastimás
dos de la abuela eugenia

11 de septiembre

-¿Quién era?
-la abuela
-¿Qué decía?
-prendan la tele que están invadiendo Estados Unidos…



-¿y abuela? Se murió el papa…
-no te rías que era de la familia
-de la familia abuela…
-¡tenía sangre polaca! ¡Como nosotros!

lunes, agosto 28, 2006

día de playa en Las Toninas


cada sombrilla es un sueño
las familias han desplegado sus canchas de tejo
como un dominó

dos sombras salen del mar
junto a dos chicas en bikini
las cuatro pisan la arena
unas dejan huellas, las otras no

los rayos del sol abren estrías de sal en el agua
intento atarlos con los brazos
como un ramo
como enlaza el mar a los bañistas
y el sueño a la vigilia




viaje a Santa teresita en bicicleta

obligada a recorrer el día
que se despliega

amarillo y verde

campo largo
y un árbol

otro árbol
naranja y verde
más campo

un árbol, un arbolito
rojo y gris

campo campo campo

pedaleo en mi bicicleta alquilada

como si batiera con los pies
un plato de vitina infinito

antes de llegar veo los autos

avanzar por la ruta
como vacas luminosas

al costado del camino cada vez más gris
me miran pasar una vaca muerta
y los árboles de un bosque
contra el cielo conglomerado

miércoles, agosto 23, 2006

tres bocetos

tuvo miedo de que me mate
y estuve muerta
hasta que lo llamé
pero aún estando viva
estaba triste
porque los duelos
son de una vez y para siempre



así me satura
a medida que pasa
siento que lo pierdo
pero me digo
no hay nada más errado
el tiempo empacha
no vacía



relojes

una canilla gotea
una lamparita se quema
hierve el agua para el mate
crecen las raíces negras
como orillas donde el mar
rubio se retira

sábado, agosto 19, 2006

LA DESESPERACIÓN 
(Atribuida a José de Espronceda)  
             Me gusta ver el cielo  
con negros nubarrones  
y oir los aquilones  
horrísonos bramar,  
me gusta ver la noche  
sin luna y sin estrellas,  
y sólo las centellas  
la tierra iluminar.  
               Me agrada un cementerio  
de muertos bien relleno,  
manando sangre y cieno  
que impida el respirar,  
y allí un sepulturero  
de tétrica mirada  
con mano despiadada  
los cráneos machacar.  
               Me alegra ver la bomba  
caer mansa del cielo,  
e inmóvil en el suelo,  
sin mecha al parecer,  
y luego embravecida  
que estalla y que se agita  
y rayos mil vomita  
y muertos por doquier.  
        Que el trueno me despierte  
con su ronco estampido,  
y al mundo adormecido  
le haga estremecer,  
que rayos cada instante  
caigan sobre él sin cuento,  
que se hunda el firmamento  
me agrada mucho ver.  
        La llama de un incendio  
que corra devorando  
y muertos apilando  
quisiera yo encender;  
tostarse allí un anciano,  
volverse todo tea,  
y oír como chirrea  
¡qué gusto!, ¡qué placer!  
        Me gusta una campiña  
de nieve tapizada,  
de flores despojada,  
sin fruto, sin verdor,  
ni pájaros que canten,  
ni sol haya que alumbre  
y sólo se vislumbre  
la muerte en derredor.  
        Allá, en sombrío monte,  
solar desmantelado,  
me place en sumo grado  
la luna al reflejar,  
moverse las veletas  
con áspero chirrido  
igual al alarido  
que anuncia el expirar.  
        Me gusta que al Averno  
lleven a los mortales  
y allí todos los males  
les hagan padecer;  
les abran las entrañas,  
les rasguen los tendones,  
rompan los corazones  
sin de ayes caso hacer.  
        Insólita avenida  
que inunda fértil vega,  
de cumbre en cumbre llega,  
y arrasa por doquier;  
se lleva los ganados  
y las vides sin pausa,  
y estragos miles causa,  
¡qué gusto!, ¡qué placer!  
         Las voces y las risas,  
el juego, las botellas,  
en torno de las bellas  
alegres apurar;  
y en sus lascivas bocas,  
con voluptuoso halago,  
un beso a cada trago  
alegres estampar.  
         Romper después las copas,  
los platos, las barajas,  
y abiertas las navajas,  
buscando el corazón;  
oír luego los brindis  
mezclados con quejidos  
que lanzan los heridos  
en llanto y confusión.  
         Me alegra oír al uno  
pedir a voces vino,  
mientras que su vecino  
se cae en un rincón;  
y que otros ya borrachos,  
en trino desusado,  
cantan al dios vendado  
impúdica canción.  
         Me agradan las queridas  
tendidas en los lechos,  
sin chales en los pechos  
y flojo el cinturón,  
mostrando sus encantos,  
sin orden el cabello,  
al aire el muslo bello...  

¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!

jueves, agosto 17, 2006

Geriátrico

I

sobre una cinta de tela
uno al lado del otro
escribieron el mismo nombre
repetido muchas veces
como una fila de hormigas

Eugenia Szeina Eugenia Szeina Eugenia Szeina

luego los cortaron

y luego los cosieron

cada pedacito de cinta
en el cuello de cada camisa
en cada media, en cada bombacha
en la cintura de los pantalones
en el reverso de los sweaters
en las pantuflas

doblaron todo
y lo pusieron en un bolso
con el cepillo de dientes
el frasco de colonia y un peine

y como a una nena que se va de campamento
despidieron a mi abuela
en la puerta del geriátrico.

II

la enfermera llevaba abrochada
al bolsillo del delantal blanco
una credencial de identidad:
Miguel Almonacid.

es rara mi enfermera

nos comentó la abuela
en la primer visita.

III


hay sillas de caño dispuestas
frente al televisor
como en una matinée

alrededor de una
baila una vieja

cuando paso a su lado
me agarra la mano

me lleva en círculos
como en el juego de la silla

espere señora
le digo
que necesita?

al vernos
la abuela Eugenia se acerca
como una manada de búfalos asustados

se le para enfrente
y la mira a los ojos
soltala
le ordena
y la vieja no me suelta

soltala

le dice

Lidia, no me jodas…

como si la frase fuera todo lo que tiene

y al decirla se quedase sin nada

las veo
duras
por un instante
enfrente mío

como juguetes

a los que se le gastan las pilas.

viernes, agosto 11, 2006

*LÒGICA DE LO EFIMERO (II)

¨ Un día vive un día ¨


*LO EFÌMERO DE LOS MAMÌFEROS

La viuda a su comadre en el entierro.
-: Adela, somos absolutamente emìferos.


*LO EFÌMERO

si se dilatan los pezones de todos los maniquíes
y de una patada estallan las vidrieras de las zapaterías
si al mismo tiempo se desabrochan todos los corpiños
y de las lencerías salen volando las bombachas como mariposas
¿qué dirán los titulares de Crónica TV?
tardes amargas

en tus ojos de mate lavado
flotaba yo
agarrada a un palito de yerba.

jueves, agosto 10, 2006

La princesa rusa
siempre tiene los pies fríos

por la noche
sus pasos de nieve
crujen

pisan las baldosas
sus pies de bailarina arqueados
como lomos de gatos blancos

la princesa rubia
abre la heladera
descalza

toma agua
del pico de la botella

fumo demasiado
piensa la princesa

camina a tientas

en la oscuridad
las princesas brillan

entra al baño
el agua corre

y desde la cama
el príncipe escucha
la lluvia tropical
del inodoro.
Si se pierde una virginidad, no se encuentra más

tarde o temprano verás
a la Virgen Perdida
flotando en el río
como un camalote
verde hinchada como una víbora



la Virgen Perdida no es de aire, es de agua
agua blanca como la leche

se arrastra por las fuentes de las plazas
se sienta entre los vagabundos, se emborracha
y pregunta qué hace allí, quien es, porqué…
nadie nunca le responde
la Virgen Perdida está sola
eso la pone triste, la deprime
y cuando se deprime, realmente está perdida,
porque se va quedando quieta,
muy quieta.



cuando llegó
ya estaba perdida

fue una tarde de calor:
se demoró a meter los pies en un río
donde el agua blanca como la leche
la complacía, la hacía reír
y cuando quiso irse
el río no era blanco era negro
caminó toda la noche
tratando de ubicarse mirando las estrellas,
pero no pudo nunca encontrar a las otras
vírgenes cazadoras-recolectoras de las que se había separado.



entonces fue que llegó a la ciudad, llegó desnuda, con frío, con hambre.
comía con los gatos del parque, lo que las viejas y los viejos les tiraban
pasó el verano y en otoño los gatos la abrigaron, la lamieron,
le contagiaron pulgas y la rascaron
pero con el primer invierno no pudo
la Virgen Perdida pereció junto con las hojas secas
y se acostumbró como ellas a la muerte leve.



Si la virginidad no se pierde, alguien la abandona

a la Virgen Abandonada nadie la busca. nadie la reclama. nadie la extraña.
nadie pega un cartelito en un poste con su foto
que diga ¨ soy virgen, busco a mi dueño…¨
a la Virgen Abandonada rápidamente se la olvida.
acto primero

¿quién va a morir primero?

vos

¿cómo sabés?

por tus ojos

¿qué tienen?

un brillo

un brillo…

escarchado, como un río
quieto, un río que no es un río


¿qué es?

un charco. No
un charco no


¿un pozo?

sí, un pozo que brilla

¿cómo un ojo?

sí, sí, un ojo que brilla con una sola pupila
blanca



como la luna!
el lenguado
(para martìn armada)

un pez es un avión
y un niño es como un pez
come un anzuelo como un helado
come un pez como una lengua come una lombriz
que se retuerce como una niña
que no soy yo
no
soy
una niña
atada a una piedra
atada a un pez:
yo
estoy atada
a las palabras
atadas
a toda
la realidad atada al sol

el sol está atado al SOL
y los aviones

los aviones están atados
al cielo
atado a la tierra


los pichones
nacen atados
al viento
y los peces
nacen atados
al río
por un hilo
que se corta
con el filo
del hambre
solo
en el puerto
un barco
un muerto
se desplazan desatados.

miércoles, agosto 09, 2006

el carozo de la fruta rige

al árbol

que fue fruta

y antes árbol

el carozo del árbol rige

a la fruta que fue árbol

y después fruta

el carozo rige

mi alma

que fue árbol

después flor

y ahora es fruta

Anoche tomé whisky con dos mochileros.

Amanecí en el altillo de una casa muy vieja
escuchando un murmullo incomprensible
lluvia cayendo en el techo.

Dentro de una bolsa de dormir, desnuda
con el carozo partido, el corazón despojado de una fruta
en el piso el sobre abierto de un preservativo
escrito en francés.

No sé donde estoy, ni recuerdo cómo llegué.

Desde la ventana veo una perra que ladra encadenada a su cucha,
un rosal rojo, un camino de laja y ciruelos, muchos ciruelos;

no se pronunciar sus nombres, ni ellos el mío.
de nuestros idiomas se desprenden los sonidos
como las hojas de los árboles

y caen secos
sobre el pasto sin cortar,
debajo de un peral
junto a los restos de un gallinero,
una malba, una aljhaba, una planta de frambuesas
quemada por la helada.

Quisiera que hablemos de cómo el vapor
envuelve todo el jardín

y las palabras
se consumen en el intento
como árboles de humo

construyen dentro del cuarto
la mímica del otoño

llenan los renglones de sombras,

dejan mi emoción como un tronco pelado.
Punta Mogotes

Hoy se acabaron los fósforos que bajé a comprar al kiosco
la noche que viniste por primera vez.

Fui al supermercado y compré fideos verdes,
los mismos que trajiste vos
la noche que viniste a casa por segunda vez.

Sigo leyendo el libro, que me prestaste
como quien se olvida el saco
en un lugar al que quiere regresar.

Guardé tus poemas impresos en un folio con un clip
en el estante de las cosas que no tienen sitio.

Cada vez que llueve
tengo la patética sensación de que te extraño
de que vos me extrañas a mi.
enroscar nuestros cuerpos de tal manera que sean y no sean a la vez

mi brazo mima un torso fantástico y encuentra una boca con el pulgar frío descubre un recoveco extrañada la mano derecha pasea por la nuca caminando de dedo en dedo descorre el pelo sobre la oreja izquierda desde el lóbulo hasta la mandíbula manteniendo el pulgar en el cuello apostado en la primera vértebra de la espalda el meñique dentro de la oreja como si fuera el ombligo y el dedo medio en carrera imposible hacia la boca con los ojos cerrados con los ojos abiertos un dedo se transforma en lengua descubro abro en excavaciones arqueológicas bocas por todo el cuerpo puedo ser correspondida con un beso tímido detrás de la rodilla un beso de labios cerrados secos y tibios como besar un pan recién horneado besar con la nariz lengua de las más indiscretas así tras los codos las axilas la ingle el vértigo de una sonrisa nueva en cada pliegue cada arruga de la panza levanto mis pechos como si fueran enormes hojas verdes miro detrás encuentro racimos dulces como si estuviera cosechando frambuesas te ofrezco y tu boca acepta golosa todas mis lenguas que nacen y se corrompen en el tiempo que tardamos en aprender.
tiene un cuello que es un abismo
una boca inhóspita
y los ojos como bolitas cascadas

rozó mi frente con la lija de sus dedos
al final de la película
me miró con cuidado
deteniéndose en mis ojos
y mientras se arrepentía de hacerlo, dijo
estás linda peladita
ahora no vas a suicidarte, no?
cerró la bragueta de su pantalón
puso play a la video casetera
se fue a la cocina y no volvió

me dejó temblando
con mi pequeño y vulgar acto
pensando

pobre, tantos golpes que te dieron…

lunes, agosto 07, 2006

al leer Las Plantas, de Jean Marie Pelt

Metida en la cama lee en voz alta
los últimos comentarios que se han escrito
sobre su reciente y escandaloso matrimonio.

¨ Entre la Esfinge y la Flor
ha habido una adaptación mutua
en el transcurso de la historia,
aunque sea imposible saber
si es el Insecto o la Flor
el que se ha adaptado al otro ¨

Enciende un cigarrillo.

¨ La respuesta es, claro está,
que ha habido una coadaptación mutua:
tanto el Insecto como la Flor
han evolucionado simultáneamente
por su estrecha interrelación ¨

Larga el humo de la primera pitada, lentamente
¿Te acordás cuando nos conocimos?
El ruido de la ducha tapa su voz, él no la escucha.

¨ Finalmente,
han dado como resultado
una fórmula de coexistencia a dúo,
excluyendo a todo posible insecto competidor ¨


Da una segunda pitada brusca al cigarrillo.
Saltea un par de párrafos y continúa

¨ Parece que ella
cela el secreto de su extraña relación monógama
entre una especie vegetal y una especie de insecto.¨


Deja caer el cigarrillo en la taza de café frío.
Con la revista en la mano, se pone las pantuflas y camina hasta el baño,
pasa por la puerta entreabierta y se sienta en el inodoro con la tapa cerrada
¿Qué fue lo que más te gusto de mi la primera vez que me viste?
Ya sabe la respuesta, así que se guarda la pregunta que ha hecho miles de veces.
Él sale de la ducha, la besa, unas gotas se desprenden de su pelo y la mojan.
Mira su cuerpo desnudo mientras se seca.
Él se da cuenta; entonces baja la mirada y sigue leyendo en voz baja

¨ La constancia y la fidelidad
son las únicas garantías
de la perpetuación de la especie,
ya que la Flor
sólo puede fecundarla su compañero específico
cuya desaparición señalaría el principio de su muerte ¨.
Lupecita, por favor,
no me escribas más poemas...

para conjurar el amor
hay que decirlo
decir : yo te amo
o yo te amaba
tanto, tanto, tanto

pero ya no te voy a escribir
poemas de amor
no como lo hacía antes
como un grito de verdad
como una excusa
Las cartas de Adelita

I

:
acá el viento es un pañuelo de seda bordado con autopistas
en este momento puedo verlo llevarse las sombras de algunas nubes
y el pasto recién cortado.

por hoy es todo lo que tengo para contar, hacerte saber como estoy
en un acto egoísta quizás, me sirve para acercarme a vos
para tentarte a que me abraces y me trates de cursi
hasta que me enoje, dándote pie a todas tus burlas
que me hacen olvidar mis pensamientos por un rato
parados con un solo pie en el silencio
de un momento a otro se nos volverá absurdo
y nos hará explotar de risa y mirar al mundo casi con lástima
desde nuestro lugar privilegiado
este universo paralelo
nuestro amor de fractal

un beso, adela

II


:
donde menos esperaba
encontré lo que perdí
estaba ayer en la heladería
era él, los ojos que extraño
y esas historias medio inventadas de cuando era chico y vivía en el mar

su helado de frutilla y chocolate manchó la camisa que llevaba puesta,
el pantalón de playa y hasta chorreó por un agujero en su alpargata derecha
llegando al dedo gordo del pie,
estaba tan lindo con sal en las cejas y las pestañas, que cuando se fue
con un saludo distante, aunque camuflado en besos y risas,
no se dio cuenta de que dejo en mi piel balnearia una quemadura de tercer grado.


III


:
el amor es una falacia
el tuyo en particular
inspiró mis peores poemas, oraciones que en otra hubiera detestado

el recuerdo es un nudo
el tuyo en particular
ahorcó mis ganas
destinadas tal vez al cuerpo de otro
y al tuyo en mis sueños

¿ ya te dije que recordar es una actividad psicótica ?
te exprime hasta que no queda nada adentro, nada propio, espontáneo
todo significa algo en ese proceso exhaustivo que deja una pasa de uva en el pecho.
Pero un día el deseo se cansa de las frutas secas, y comienza a comerse a si mismo
y el vacío que va dejando se llena de tranquilidad

nada en mi ha cambiado realmente
pero el amor ha mutado y sí
me fui con otro,

adelita
(una expresión de deseo)

¡cómo me bañaría con la manguera en el patio del vecino!
empapada y descalza entraría en su casa
llevando en los dedos de los pies
agua /pasto/ barro/ algún ala de insecto manco
y que lo limpie el que viene atrás
o nadie
para que crezca en los vestigios de la ducha silvestre
sobre el parquet
un campo abierto de enormísimos árboles coliflores
y llegue alejo con su pollera y sus polainas negras
como en mi sueño
flotará en el aire un vapor verde-amarillo
porque estará saliendo el sol
y él
se vera tan sexy,
atravesado verticalmente por la mañana.
animal planet

cuando el dueño, de viaje por Europa,
piensa en regresar a su casa en Oklahoma
Boby, camina hacia la puerta moviendo la cola.

(los perros son tan espontáneos para algunas cosas)

cuando alejo de viaje por Europa
piensa en volver
me gustaría ser perro.
vuelve al ruedo con aquellos simples poemas de amor...

el amor

I

me lleva como un pez llevaría el río en sus escamas
duermo en sus redes y me escurro
como un charco que se evapora
a las tres menos veinte de la madrugada
vuelvo a casa

sola en la humedad de las ventanillas del 20.

II

si me preguntaran qué es el amor
diría

la nube de pelo
que descargas sin piedad
sobre mi cara


al despertar me rapé
con su maquinita

para el desayuno hicimos café
para la siesta dormimos como cucharas

hubo amor cada vez
que la circunstancia fue propicia.

III

sobre mi piel vítrea
tu boca de agua
y gelatina sin sabor
sigue un sendero sigiloso
de gota
caracol
lagrima espesa
en coagulación transparente.